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EVO MORALES, DE LA COCA AL PALACIO, "Una Oportunidad Para la Izquierda Indígena"; Desde el año 2000, emerge en Bolivia un nuevo nacionalismo. Su núcleo articulador ya no serán las clases medias urbanas sino las masas campesinas e indígenas que desde sus estructuras sindicales territorializadas se "desbordan" hacia el ámbito nacional, disputando con las élites neoliberales una visión alternativa de país.

VENEZUELA. LO BUENO, LO MALO Y LO PENDIENTE. Pocos gobiernos en el mundo son objeto de campañas de demolición tan cargadas de odio como Hugo Chávez, presidente de Venezuela. Sus enemigos no han vacilado ante nada: golpe de Estado, huelga petrolera, éxodo de capitales, intentos de atentados, mentiras e insidias. ¿Por qué tanto odio contra Chávez? Es importante esclarecer qué intereses está golpeando, qué reformas está haciendo. Este libro analiza lo bueno, lo malo y lo pendiente de la Revolución Bolivariana, edit. aun creemos en los sueños

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jueves, 14 de febrero de 2008

A Proposito de Ecosocialismo: Carta desde el Sur, Dirigida a Quien Quiera Leerla (Pero Especialmente a los Ciudadanos del Norte)

Por: Marcelo Colussi
Traduit du Français Par: Joelle Tomasini

No soy blanco.
Aclaro esto desde un principio para que se entienda bien quién escribe esto, y por qué lo escribe. No ser blanco significa que no pertenezco a ese 30 por ciento de privilegiados -si es que así se le puede llamar- que no se siente discriminado por el simple hecho de tener un determinado color de piel. No ser blanco, es decir: ser oriental, negro, indio, árabe, mestizo o todo tipo de combinación que se desee, es ya un estigma imposible de borrar. Los que sufrimos este estigma, los que padecemos esa pesada carga día a día, somos muchos, muchísimos. Somos, especialmente, los que vivimos en el Sur. Y representamos mucha gente, la enorme mayoría de la población del mundo.
Es muy impreciso decir 'el Sur', por supuesto. Pero da una idea bastante aproximada del problema en ciernes: ser del Sur es, en términos generales, no ser blanco y formar parte de ese 70 por ciento de población planetaria que vive en condiciones infrahumanas, que no sabe si al día siguiente va tener para comer, que no sabe cuándo va a desencadenarse la próxima guerra, ni por qué. Ser del Sur es formar parte del enorme grupo de los que no saben leer ni escribir -y que constituye nada más y nada menos que casi un 50 por ciento de la Humanidad-. Ser del Sur significa que en un 50 por ciento de los casos se sufre desnutrición. Sí, sí como lo están leyendo: ¡desnutrición! Desnutrición en un mundo que se permite gastar cantidades demenciales de dinero en armas, o en productos innecesarios, un mundo que produce el doble de la cantidad de alimentos necesarios para alimentar perfectamente a todos sus habitantes, pero que dadas las injusticias reinantes condena de hambre a una inmensa cantidad de seres humanos. Un mundo en el que un perrito de un hogar término medio del Norte come un promedio anual de carne roja superior a un habitante de nuestras tierras. Ser del Sur es no saber si mañana se podrá morir de hambre, picado por una víbora venenosa o por haber pisado una mina antipersonal de las que dejan los interminables conflictos que barren nuestros países. Ser del Sur es vivir resignado ante las catástrofes naturales que periódicamente nos golpean, produciendo devastación entre nosotros y sólo problemas manejables en el Norte -con lo que se evidencia que esas catástrofes no son precisamente tan 'naturales'-; es vivir sabiendo que en cualquier momento se puede pasar a ser un refugiado por algún conflicto militar que estalle y en el que no tenemos ninguna participación pero que nos fuerza a salir huyendo despavoridos; es poder pasar a ser un ilegal despreciado si se intenta escapar de tanta miseria marchando al Norte, que nos recibe con indiferencia… y muros de contención electrificados, metralla y perros guardianes -si logramos sobrevivir al viaje para llegar allá, claro-. Ser del Sur es no ver la luz al final del túnel.
¿Entienden lo que estoy diciendo? Ser del Sur es estar prácticamente condenado a que comer sea un privilegio. No digamos ya otros 'lujos' como leer y escribir. Y muchos menos tener acceso a la educación superior. Entre los nuestros, comer todos los días es ya una bendición. Nadie sueña con ingresar en ese selecto grupo del 2 por ciento de nuestra población que termina estudios universitarios. Y faltándonos las cosas básicas como comida o agua potable, o techo, o inmunizaciones a temprana edad contra enfermedades que en el Norte ya han sido derrotadas, mucho menos nos preocupa poder tener otros beneficios de la civilización como teléfono, automóvil, aire acondicionado o mil productos más que vemos a la distancia -y que, de todos modos, nos los ofrecen hasta el hartazgo diciéndonos que con todo eso se consigue la felicidad-. Utilizar internet en la tan cacareada 'sociedad de la información' es un privilegio que ni se nos ocurre en el Sur, siendo que apenas un 1 por ciento de nosotros está en condiciones de hacerlo.
Ser del Sur es una maldición. Sí, sí… así como oyen, con todas sus letras: ¡una maldición! ¿Cómo entender, si no, que por el solo hecho de nacer, un ciudadano del Sur -bueno, un bebé, que no sé si ya lo podemos considerar ciudadano- ya está debiendo 5.000 dólares a los bancos del Norte? ¿Alguien puede explicar eso? Si la consigna del Banco Mundial -supuestamente una organización al servicio de toda la Humanidad- es: 'Nuestro sueño: un mundo sin pobreza', ¿cómo resulta posible que sea el encargado de cobrar puntualmente una deuda ficticia, infame, inmoral, contraída en condiciones denigrantes y que nos condena a la postración desde el momento mismo en que venimos al mundo? ¿A algún deudor del Sur le sirvieron de algo esos 5.000 dólares?
Podrán decir, quizá, que hablo con resentimiento. No es así. Hablo con mucha cólera, muchísima. ¡Y no lo oculto! Digo todo esto profundamente enojado, pero no con resentimiento. Sé que en el Norte también hay blancos pobres. Y muchos. Sé que no toda esa población nos desprecia y se aprovecha de nosotros. O, en todo caso, entiendo que si la conciencia generalizada allá es racista y la gran mayoría de la gente mira con desdén a quienes no usamos una tarjeta de crédito o saco y corbata, por lo que nos siguen tratando de 'incivilizados', ello tiene una historia. La explotación no se da sólo hacia los pobres y no-blancos del Sur. También en el Norte hay explotación, injusticias, exclusión; y si el ciudadano medio de estas sociedades opulentas lo único que considera y le importa de verdad es tener la refrigeradora llena de comida, el automóvil en la puerta de su casa y un aparato de televisión para distraerse (¿no es eso también una tremenda forma de pobreza humana?), entiendo que todo eso tiene una explicación. Si durante siglos se les dijo que 'ellos' eran la avanzada del planeta -y gracias a nuestro trabajo, como esclavos en muchos casos, y a los recursos que nos robaron y siguen robando en cantidades monumentales, su calidad de vida ha sido superior a la nuestra este último tiempo- es totalmente comprensible que se terminen creyendo la historia de la 'superioridad'. Pero insisto: no hablo desde un sentimiento. Lo que digo son puras verdades. Yo no odio a los blancos; en todo caso me rebelo contra la discriminación, contra la injusticia. Y los ciudadanos del Sur, lamentablemente, sabemos demasiado de esto porque lo sufrimos a diario.
También dentro del Sur mismo se dan injusticias, por supuesto. No debemos quedarnos con la idea que los blancos del Norte son 'malos' por naturaleza y el Sur es un paraíso de 'buenos salvajes' arruinados por la civilización de los blancos. Eso sería absolutamente injusto; y además: una estupidez. En nuestras tierras, desde que hay historia registrada, se sucedieron imperios, guerras, conquistas, sistemas esclavistas, sacrificios humanos, hambrunas provocadas, injusticias. Eso no es nuevo ni es invento del Norte. Pero ahora, en estos últimos siglos, dado la tecnología que en esa parte del mundo se logró desarrollar, las diferencias se hicieron tan odiosas, tan oprobiosas que no podemos menos de levantar la voz ante ello con toda la fuerza. Por ejemplo: los 'desarrollados' del Norte disponen hoy de una cantidad de armamento nuclear tan grande que, de hacerse explotar en su totalidad, borraría toda forma de vida sobre la superficie de nuestro planeta produciendo una onda expansiva tan fenomenal que llegaría hasta la órbita de Plutón. Pero esta supuesta proeza técnica no impide que cada siete segundos muera de hambre alguien en el Sur. ¿Les parece que no es motivo suficiente para estar hondamente encolerizado?
También en el Sur, decía, hay injusticias. Y algunos de los nuestros, algunos negros, o 'chinitos' como llaman en el Norte a cualquier oriental, o algunos indígenas…es decir: algunos de los no-blancos que viven en nuestras sufridas sociedades también son unos explotadores de sus mismos hermanos. Muchos de estos 'primitivos ilustrados' han estudiado en el Norte y se sienten más norteños y blancos que un oriundo de allá. Pero no debemos olvidar que es el Norte el que concentra la mayor parte de la riqueza y del poder del mundo. Permítanme decirles que el patrimonio de las 358 personas cuyos activos sobrepasan los 1.000 millones de dólares -pequeño grupito que puede caber en un moderno avión Boeing 747- supera el ingreso anual combinado de países en los que vive el 45 por ciento de la población mundial, por supuesto, toda del Sur. ¿Hay derecho para eso? Ah, y obviamente ese grupito está integrado básicamente por blancos del Norte.
Como es tan grande esa dominación, esa imposición, como el Norte ha tomado tal supremacía sobre nosotros, sobre nuestros pueblos, sobre nuestras vidas, y también ¡sobre nuestras mentes!, por todo ello es que muchos en el Sur no vemos otra escapatoria a nuestra situación que imitar al Norte. Nos han hecho creer de tal modo que somos unos 'bárbaros primitivos' que finalmente muchos de nosotros lo terminaron aceptando. ¡Y hasta se imita al amo del Norte sin pensar lo que eso significa! ¿Cuántos de nosotros no se tiñen el cabello de color rubio, por ejemplo? Aclaro que jamás he visto un blanco disfrazándose de negro, de indio, de oriental, ni tiñéndose el cabello de color castaño. Nosotros, a lo sumo, somos 'exóticos'; si se toma algo de nuestras culturas es sólo en forma descontextualizada, fragmentaria. Con buena suerte, es un agregado circunstancial a la 'civilización desarrollada'. ¿Pero cómo es posible llegar a ese grado de hipocresía? El discurso dominante del Norte se considera a sí mismo -y por otro lado, nos lo impone a la fuerza- como 'el' discurso de la verdad. En todo: en lo económico, en lo político, en lo cultural. ¿Cómo la organización que se ocupa de la cultura a nivel planetario, la UNESCO, podría tener como símbolo genérico de identificación un templo del imperio griego que floreció en el Mediterráneo dos milenios y medio atrás sentando las bases de la modernidad europea si no fuera por un absoluto prejuicio blanco? ¿Esa es 'la cultura'? Y una pagoda china, o un bohío africano, o una pirámide maya, ¿son cosas 'incivilizadas' entonces? ¿Por qué y hasta cuándo vamos a seguir con el prejuicio que el Norte vale más que el Sur? En general, desde las sociedades dominantes, hay un desprecio por lo del Sur… ¡siendo que aquí florecieron las grandes culturas de la Humanidad! ¿Somos acaso unos 'incivilizados' los que nos vestimos de otra manera que los del Norte, los que tenemos otras costumbres, los que profesamos otras religiones? El primer ser humano, estimado lector, fue negro, ¡no lo olvidemos nunca!
¿Con qué derecho -o con qué cuestionable arrogancia- pueden tratarnos de sub-desarrollados quienes nos diezmaron, quienes llevaron el planeta al borde de una catástrofe ambiental, quienes pusieron en marcha un modelo de vida que valora por sobre todas las cosas la propiedad privada y considera que la tierra, el agua, el aire que respiramos o las plantas y los animales de los que nos valemos pueden tener dueño? ¿Ese es el modelo de 'civilización avanzada' que debemos seguir? La inconmensurable mayoría de población del Sur no consume locamente provocando daños a la naturaleza, pero es quien más sufre los efectos de esa catástrofe civilizatoria a través de la falta de agua, las hambrunas, los desastres naturales. Permítaseme este ejemplo: mucha población de las riberas de varios mares del Sur tendrá que abandonar sus actuales lugares de habitación en un par de décadas porque las aguas crecen sin detenerse producto del derretimiento de los polos; y ello debido a la contaminación ambiental enfermiza que se sufre, siendo que los damnificados prácticamente no han vertido un gramo de agentes contaminantes. ¿Quiénes son los primitivos, los atrasados y bárbaros?
Querido lector: ¿no ha llegado ya la hora de cambiar todo esto?
Publicado originalmente en http://www.defensadelcobre.cl/
Lettre du Sud
Adressée à qui voudra la lire
(mais en particulier aux citoyens du Nord)
Je ne suis pas blanc.

Je le dis clairement dès le début pour que l’on comprenne bien qui écrit ceci et pourquoi il l’écrit. Ne pas être blanc signifie que je n’appartiens pas à ces 30 pour cent de privilégiés (si on peut réellement les appeler ainsi) qui ne se sentent pas discriminés pour le simple fait d’avoir une couleur de peau déterminée. Ne pas être blanc, c'est-à-dire être oriental, noir, indien, arabe ou n’importe quelle autre combinaison imaginable, est déjà un stigmate impossible à effacer. Nous qui subissons ce stigmate, nous qui supportons cette lourde charge jour après jour, nous sommes nombreux, très nombreux. Nous sommes, en particulier, ceux qui vivent au Sud. Et nous représentons beaucoup de gens, l’immense majorité de la population mondiale.

Il est très imprécis de dire ‘le Sud’, évidemment. Mais cela donne une idée assez approchante du problème qui se pose : être du Sud c’est, pour parler simplement, ne pas être blanc et faire partie de ces 70 pour cent de population de la planète qui vivent dans des conditions infrahumaines, qui ne savent pas si le lendemain ils vont avoir de quoi manger, qui ne savent pas quand va se déclencher la prochaine guerre, ni pourquoi. Être du Sud c’est faire partie de l’énorme groupe de ceux qui ne savent ni lire ni écrire (et qui constitue ni plus ni moins que 50 pour cent de l’Humanité). Être du Sud signifie que dans 50 pour cent des cas on souffre de dénutrition. Oui, vous lisez bien : dénutrition ! Dénutrition dans un monde qui se permet de dépenser des sommes démentielles en armes ou en produits superflus, un monde qui produit le double de la quantité d’aliments nécessaires pour nourrir parfaitement tous ses habitants mais qui, étant données les injustices régnantes condamne une immense quantité d’êtres humains à la faim. Un monde dans lequel le petit chien d’un foyer de classe moyenne du Nord mange en moyenne et par an plus de viande rouge qu’un habitant de nos terres. Être du Sud c’est ne pas savoir si demain on pourra mourir de faim, piqué par un serpent venimeux ou parce qu’on aura marché sur une mine antipersonnel, de celles que laissent les interminables conflits qui balaient nos pays. Être du Sud c’est vivre résigné face aux catastrophes naturelles qui périodiquement nous frappent ne laissant que dévastation chez nous et seulement des problèmes gérables au Nord (ce qui prouve à l’évidence que ces catastrophes ne sont donc pas si ‘naturelles’) ; c’est vivre en sachant qu’à n’importe quel moment on peut devenir un réfugié à cause d’un conflit armé qui éclate et dans lequel nous n’avons aucun intérêt mais qui nous force à prendre la fuite, épouvantés ; c’est pouvoir devenir un ‘illégal’ méprisé si l’on essaie d’échapper à tant de misère en partant pour le Nord, qui nous reçoit avec indifférence…des murs électrifiés, de la mitraille et des chiens de garde (si nous parvenons à survivre au voyage pour y arriver, bien sûr). Être du Sud c’est ne pas voir la lumière au bout du tunnel.

Comprenez-vous ce que je suis en train de dire ? Être du Sud c’est être pratiquement condamné à ce que manger soit un privilège. Et ne parlons pas d’autres ‘luxes’ comme lire et écrire. Et encore moins avoir accès à l’enseignement supérieur. Parmi les nôtres, manger tous les jours c’est déjà une bénédiction. Personne ne rêve d’intégrer le groupe privilégié des 2 pour cent de notre population qui terminent des études universitaires. Et comme nous manquons des choses les plus élémentaires comme nourriture, eau potable ou logement, ou vaccinations infantiles contre des maladies qui dans le nord ont déjà été vaincues, nous nous préoccupons encore moins de pouvoir accéder aux autres bienfaits de la civilisation que sont téléphone, automobile, air conditionné ou mille autres produits que nous voyons de loin (et que l’on nous vante jusqu’à l’écoeurement en nous disant que tout cela procure le bonheur). Utiliser Internet dans ce qui ose se proclamer ‘société de l’information’ est un privilège qui ne nous effleure même pas au Sud, car un pour cent d’entre nous à peine est à même de le faire.

Être du Sud est une malédiction. Oui, oui, vous entendez bien, c’est exactement cela, une malédiction! Comment comprendre, sinon, que par le simple fait de naître un citoyen du Sud (un bébé, d’accord, je ne sais pas si nous pouvons déjà le considérer comme un citoyen) doive déjà 5000 dollars au banques du Nord ? Quelqu’un peut-il expliquer cela ? Si le mot d’ordre de la Banque Mondiale est « Notre rêve : un monde sans pauvreté », comment se peut-il qu’elle soit chargée d’encaisser ponctuellement une dette fictive, infâme, immorale, contractée dans des conditions ignominieuses et qui nous condamne à la prostration dès le moment où nous venons au monde ? Ces 5000 dollars ont-ils servi à quelque chose à un débiteur du Sud ?

Vous pourrez dire, peut-être, que je parle avec ressentiment. Ce n’est pas vrai. Je parle avec beaucoup de colère, énormément de colère. Et je ne le cache pas ! Je dis tout ceci parce que je suis profondément en colère, mais pas avec ressentiment. Je sais que dans le Nord il y a aussi des blancs pauvres. Et beaucoup. Je sais que nous ne sommes pas méprisés et exploités par la population du Nord dans son entier. Ou, en tout cas il me semble que si l’opinion générale là-bas est raciste et si la grande majorité des gens regarde avec dédain ceux qui comme nous n’ont ni carte de crédit ni veston ni cravate, raison pour laquelle ils nous traitent de ‘non-civilisés’, tout cela a une histoire. L’exploitation ne frappe pas que les pauvres et les non-blancs du Sud. Dans le Nord aussi exploitation, injustices, exclusion existent ; et si le citoyen moyen de ces sociétés opulentes ne pense et n’accorde de réelle importance qu’au seul fait d’avoir un réfrigérateur plein de nourriture, une voiture devant la porte de sa maison et une télévision pour se distraire (n’est-ce pas aussi une terrible forme de pauvreté humaine ?) je considère que ceci a une explication. Si pendant des siècles on leur a dit qu’ils étaient, ‘eux’, l’avant-garde de la planète (et grâce à notre travail, comme esclaves souvent, et aux ressources qu’ils nous ont volées et continuent à nous voler en quantité monumentales, leur qualité de vie a été supérieure à la nôtre ces derniers temps) il est totalement compréhensible qu’ils finissent par croire à l’histoire de la ‘supériorité’. Mais j’insiste : ce n’est pas un sentiment que j’exprime. Ce que je dis ce sont des vérités vraies. Et je ne hais pas les blancs ; je me rebelle contre la discrimination et l’injustice. Et nous, citoyens du Sud, malheureusement, en savons long sur le sujet, car nous le subissons au quotidien.

Au sein même du Sud se produisent aussi des injustices, bien sûr. Nous ne devons pas rester sur l’idée que les blancs du Nord sont mauvais par nature et que le Sud est un paradis de ‘bons sauvages’ ruinés par la civilisation des blancs. Ce serait absolument injuste ; et qui plus est, une stupidité. Sur nos terres, d’aussi loin que l’on puisse remonter dans l’histoire, se sont succédés des empires, des guerres, des conquêtes, des systèmes esclavagistes, des sacrifices humains, des famines provoquées, des injustices. Ce n’est pas nouveau et ce n’est pas une invention du Nord. Mais maintenant, au cours des siècles derniers, étant donné la technologie que l’on est arrivé à développer dans cette partie là du monde, les différences sont devenues tellement insupportables, tellement honteuses, que nous ne pouvons qu’élever la voix face à cette situation, de toute notre force. Par exemple : les ‘développés’ du Nord disposent aujourd’hui d’une telle quantité d’armement nucléaire que, si on la faisait exploser dans sa totalité, cela effacerait toute forme de vie à la surface de notre planète, en produisant une onde de choc tellement phénoménale qu’elle arriverait jusqu’à l’orbite de Pluton. Mais cette soi-disant prouesse technique n’empêche pas que toutes les sept secondes quelqu’un meure de faim dans le Sud. Trouvez-vous que ce n’est pas une raison suffisante pour être profondément en colère ?

Au Sud aussi, disais-je, il y a des injustices. Et quelques uns des nôtres, quelques noirs, ou ‘chinois’ comme on appelle dans le Nord les orientaux, ou quelques indigènes…c'est-à-dire quelques uns des non-blancs qui vivent dans nos malheureuses sociétés sont aussi des exploiteurs de leurs propres frères. Nombre de ces ‘primitifs éclairés’ ont étudié au Nord et se sentent plus du Nord et plus blancs qu’un originaire de là-bas. Mais nous ne devons pas oublier que c’est le Nord qui concentre la majeure partie de la richesse et du pouvoir du monde. Permettez-moi de vous dire que le patrimoine des 358 personnes dont les actifs dépassent les 1000 millions de dollars (petit groupe qui peut tenir dans un avion moderne, un Boeing 747) dépasse le revenu annuel global des pays dans lesquels vivent 45 pour cent de la population mondiale, du Sud évidemment. De quel droit ? Ah ! Et naturellement ce petit groupe se compose essentiellement de blancs du Nord.

Cette domination, cette emprise est si grande, le Nord exerce une telle suprématie sur nous, sur nos peuples, sur nos vies, et aussi sur nos esprits, que nous sommes nombreux au Sud à ne voir d’autre échappatoire à notre situation qu’en imitant le Nord. On nous a tellement fait croire que nous sommes des ‘barbares primitifs’ que finalement nombre d’entre nous ont fini par l’accepter. Et on va jusqu’à imiter le maître du Nord sans penser à ce que cela signifie ! Combien d’entre nous se teignent les cheveux en blond par exemple ? Je précise que je n’ai jamais vu un blanc se déguiser en noir, en indien, en oriental, ni teindre ses cheveux en châtain. Nous, tout au plus nous sommes ‘exotiques’ ; si l’on prend quelque chose de nos cultures c’est seulement de façon fragmentaire, hors contexte. Avec un peu de chance c’est un ajout de circonstance à la ‘civilisation développée’. Mais comment peut-on arriver à un tel degré d’hypocrisie ? Le discours dominant du Nord se considère lui-même (et par ailleurs nous l’impose par la force) comme le ‘discours de la vérité’. Sur tous les plans : économique, politique, culturel. Comment l’organisation qui s’occupe de la culture au niveau planétaire, l’UNESCO, pourrait-elle avoir comme symbole générique d’identification un temple de l’empire grec qui s’épanouit en Méditerranée il y a deux mille cinq cents ans, posant les bases de la modernité européenne, si ce n’était par un préjugé blanc absolu ? C’est cela la culture ? Et une pagode chinoise, une case africaine, ou une pyramide maya, ce sont des choses ‘non-civilisées’ alors ? Pourquoi et jusqu’à quand allons-nous perpétuer le préjugé selon lequel le Nord vaut mieux que le Sud ? En général, dans les sociétés dominantes s’exprime un mépris pour ce qui est du Sud, alors qu’ici se sont épanouies les grandes cultures de l’Humanité ! Peut-être sommes-nous des non-civilisés, nous qui nous habillons différemment de ceux du Nord, nous qui avons d’autres coutumes, nous qui professons d’autres religions ? Le premier être humain, cher lecteur, fut noir, ne l’oublions jamais !

De quel droit, ou avec quelle insupportable arrogance, peuvent-ils nous traiter de sous-développés, ceux qui nous ont décimés, ceux qui ont amené la planète au bord d’une catastrophe environnementale, ceux qui ont mis en marche un modèle de vie qui place au-dessus de tout la propriété privée et considère que la terre, l’eau, l’air que nous respirons ou les plantes et les animaux qui nous sont utiles peuvent avoir un propriétaire ? C’est cela le modèle de ‘civilisation avancée’ que nous devons suivre ? L’incommensurable majorité de la population du Sud ne consomme pas follement en portant préjudice à la nature, mais c’est celle qui souffre le plus des effets de cette catastrophe civilisatrice par le manque d’eau, les famines, les désastres naturels. Que l’on me permette un exemple: de nombreux riverains des mers du Sud devront abandonner leurs lieux de vie actuels dans un vingtaine d’années parce que les eaux montent sans cesse du fait de la fonte des pôles; et cela est dû à la pollution environnementale maladive que l’on supporte, alors que les victimes n’ont pratiquement pas versé un gramme d’agents polluants. Qui sont les primitifs, les attardés, les barbares ?
Cher lecteur, le moment de changer tout ceci n’est-il pas arrivé ?

1 comentarios:

Joëlle dijo...

La traducción de esta carta ya está en un blog francés, así espero que muchos de dichos ‘ciudadanos del Norte’ podrán leerla.

http://chezfab.hautetfort.com/

Saludos al Sur.

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La Misión tuvo su origen en la iniciativa de los miembros de la Rama Chilena después del asesinato de Matías Catrileo, y de la denuncia efectuada por dicha rama en el Palacio de Justicia. Conmocionado por la crítica situación derivada de la huelga de hambre mantenida por los presos mapuche, las denuncias de violencia policial en las múltiples manifestaciones desarrolladas en el marco de esta huelga, las denuncias de militarización de las Comunidades y de violencia policial en ellas, los escasos pronunciamientos de la sociedad civil y la agudización del conflicto entre el Estado de Chile y el pueblo Mapuche. Esta iniciativa se formuló a la Directiva Continental, por intermedio de su Presidenta, Vanessa Ramos, y se invitó a integrar la Misión a los dirigentes de la Rama Argentina en razón de su cercanía. Posteriormente, se convoca a la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Argentina, sumándose a la delegación el Presidente de la Asamblea de Bolsón y Miembro del Consejo Nacional de la Presidencia.

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