Por: Nuria Barbosa León
Muchas son las acusaciones a Cuba en cuanto a la libertad de expresión, --traducido en libertad de prensa-- cartelito impuesto por esos grandesmedios de la comunicación que se alaban ellos mismos de ser los garantesde emitir la información verdadera, diversificada, objetiva, sinprejuicios, representante de todos los ciudadanos, alejada del gobierno yno defensora de intereses presidenciales.
La realidad es otras, los medios de comunicación funcionan hoy como unamercancía en este mundo globalizado sujeto a la oferta y la demanda. Ellos venden, no la noticia, sino al consumidor que a su vez se convierteen sujeto potencial listo para degustar los bienes y servicios ofertadosen la sociedad.
Sus efectos se hacen notar en la simplicidad; la espectacularidad; elmaniqueísmo; la velocidad de decir antes de que se diga; la imposición demodelos foráneos por encima de los valores nacionales; la repetición enlos mensajes de que cualquiera puede obtener millonarias sumas de dineropor el golpe de la suerte; el sueño individual de ser famoso, no por elconocimiento, sino por cualidades físicas estéticas que responden a unmodelo de pensamiento determinado; la imposición del miedo y el terrorante los actos violentos o catastróficos; el silencio a losacontecimientos que demuestran la cara oculta del capital; la utilizacióndel rumor y el chiste para desacreditar personas, empresas, paísescontrarios a su ideología. En fin es toda una cultura de poder queresponde a los intereses más bajos del mundo capitalista en su lucha porel dominio hegemónico del mundo.
Los monopolios de la información juegan hoy con la gran tecnología,porque la transmisión o fabricación de un hecho recorre el mundo enbreves minutos con apoyo de imágenes, sonido, texto, fotografías que setransportan en celulares, computadoras portátiles, reproductores demúsica e imagen, sin descontar los medios tradicionales de prensa plana,radial y televisiva. La investigación de la veracidad de ese hecho puededemorar tanto tiempo que se pierde en la memoria histórica.
Esto se ve claro cuando tomamos el ejemplo de Argentina donde dosempresas monopólicas (no rivales, sino aliadas) son dueños de casi todoslos medios de comunicación, es el caso de Telefónica Argentina S.A y elGrupo Clarín. La primera posee Telefé, Radio Continental, FM Hit, ochoestaciones provinciales, revista "Gente", "Para Ti", "Billiken", "LaChacra" y "Campo Argentino". Además, cuenta con Canal 11 de Salta, Canal8 de Córdoba y Canal 7 de Neuquén, la compañía de TV del Atlántico (através del Canal 10 de Mar del Plata), Patagonik Film (30 %), y el 20% deTorneos y Competencias (eventos deportivos). Sprayette S.A., KatalyxArgentina S.A., Atento Argentina S.A. y Emergia Argentina S.A. Es dueñade Advance (proveedor de servicio de Internet), Telinver S.A. (empresaque publica las guías telefónicas), Altocity.com S.A. (shopping virtual),Telefónica Data Argentina (servicios Web para empresas), TelefónicaMóviles S.A. (telefonía móvil, con su producto estrella: Unifón), TerraNetworks S.A. (grupo global de Internet con presencia en 43 países).
La segunda posee el diario "Clarín", "Olé", "La Razón" (Arte GráficoEditorial Argentino S.A.), Radio Mitre S.A. (Cadena Mitre, Cadena 100,Cadena Top 40), revista "Elle", Teledeportes,Multideportes, "Página/12" , diario que ha entrado, en algún momento enel paquete de Canal 9 con Hadad, Papel Prensa, agencia Dyn (23%),Multicanal (que controla a SuperCanal, el tercer cable del país), Canal13, TN, Volver, Patagonik Film (que tiene una sociedad con Buena Vista,una empresa subsidiaria de Disney). Cuenta además, con el 60 por cientode Trisa, una empresa que explota los derechos de transmisión de Torneosy Competencias y que, a su vez, controla el 6 por ciento de TyC Sports yel 75 por ciento de TyC Uruguay; y el 100 por ciento de Supreme Ticket.Tiene también el 50 por ciento de la televisión satelital codificada (ensociedad con TyC), y Prima (más conocida como Ciudad Digital).
Por tal motivo vemos que en el capitalismo los medios de prensa respondena una política defensora de los intereses de clases de sus dueñospresentes en los gobiernos de cada nación; su libertad está obstaculizadapor el prisma editorial de a quien pertenece el capital y todo aquelloque destruya ese modelo es condenado, atacado, despretigiado,desacreditado y falseado de la manera más burda, fue y es el caso de lospaíses socialistas del este, China, Korea, Irán, Cuba, Venezuela,Bolivia, Ecuador, Nicaragua y todo lo que se pinte diferente.
En Cuba los medios de prensa son estatales, responden a los intereses declase del pueblo cubano, se fomentan los valores educativos, solidarios,de responsabilidad material, de pertenencia a la nación, de masificar lacultura, de generalizar las actitudes positivas de los ciudadanos, deelevar la calidad de vida, de patrocinar las tradiciones y equilibrar losgustos hacia patrones no consumistas y derrochadores.
El periodista no es un eslabón suelto, sino un ente que capta los sucesosde la realidad y traduce su mensaje en consonancia con lo antes expuestoy emitiendo, a su vez, su criterio individual. En una palabra, frase,oración o trabajo de género se ve presente la opinión del autor o losautores, y en ello se ve la libertad que tiene el profesional de emitirsu juicio, valoración o convicción del tema en cuestión.
Ante las condiciones de país subdesarrollado, bloqueado y amenazado por Estados Unidos, no queda otra alternativa que librar una lucha ideológicadentro y fuera del país para sostener el peso del modelo social que sequiere construir sin imposiciones, ni condiciones de los países desarrollados.
En Cuba no se vende el sexo, ni la violencia, ni el consumismo. Nuestrosmedios no disfrutan de la gran tecnología porque no se cuenta con elacceso a los mercados pero con los recursos disponibles se busca educar ala población en los positivo de la esencia humana y con ello lograr unhombre participativo del proceso revolucionario que vive el país yconstructor de un modelo económico diferente.
Falta, (y no es sólo tarea única de los periodistas cubanos) crear unprofesional abierto al lenguaje común, capaz de traducir el cambio,generador de ideas movilizadoras de multitudes, revolucionario en suentorno, libre pensador de la sociedad, mediador en los conflictoshumanos, educador, justiciero e investigador de todo lo que acontece ensu medio social y con sentido de la imaginación para inventar elperiodismo de nuestro tiempo. Ello, quizás, es una quimera pero un sueñolindo de lograr.
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