El presente ensayo tienen cono fin aportar nuevos datos para comprender la complejidad del mundo evangélico (o pentecostal) en la Provincia de Arauco, además, de corregir y complementar alguas ideas expresadas en articulo “Hermanos con Voz y Voto”, reproducido por LN.
La realidad religiosa en la Provincia de Arauco.
De acuerdo a los datos aportados por el Censo de Población y Vivienda 2002, en lo referente a las opciones religiosas, en la Provincia de Arauco, se distinguen tres grandes opciones de respuestas, entre la población mayor de 15 años. En primer lugar, la población que se declara evangélica alcanza un total de 52.728 personas (47.4%); en un segundo lugar está la población que se declara profesar la fe Católica, que son 40.348 personas (36.3%); y en tercer la población que declara ser agnósticos, ateo o no tener ninguna creencias, que son un total 13.223 personas (11.9%).
A nivel de comunas, tenemos que la religión evangélica es mayoritaria en las comunas de Curanilahue con total 13.058 (57.4%), Los Álamos con 7.421 (57.1%), Lebu con 8.626 (48.2%) y a ellas se debe agregar la comuna de Tirúa con 2.729 (42.1%). En cambio, la religión Católica es primera fuerza religiosa en las comunas de Arauco 10.840 (43.5%), Cañete 10.014 (45.6%) y Contulmo 1.856 (44.2%).
De esto se desprende, que lo planteado en dicho artículo, sobre la comuna de Los Álamos que “es la comuna del país con mayor presencia evangélica”, no es cierto. Al menos en términos relativos, dicho lugar lo ocupa la comuna de Curanilahue con el 57.4%, seguida muy de cerca por la comuna de Los Álamos con una población evangélica que está en 57.1%.
Pentecostalismo y exclusión social.
A nivel de comunas, tenemos que la religión evangélica es mayoritaria en las comunas de Curanilahue con total 13.058 (57.4%), Los Álamos con 7.421 (57.1%), Lebu con 8.626 (48.2%) y a ellas se debe agregar la comuna de Tirúa con 2.729 (42.1%). En cambio, la religión Católica es primera fuerza religiosa en las comunas de Arauco 10.840 (43.5%), Cañete 10.014 (45.6%) y Contulmo 1.856 (44.2%).
De esto se desprende, que lo planteado en dicho artículo, sobre la comuna de Los Álamos que “es la comuna del país con mayor presencia evangélica”, no es cierto. Al menos en términos relativos, dicho lugar lo ocupa la comuna de Curanilahue con el 57.4%, seguida muy de cerca por la comuna de Los Álamos con una población evangélica que está en 57.1%.
Pentecostalismo y exclusión social.
Otro dato que es interesante de observar es que el mensaje evangélico (o pentecostal) tiene una especial recepción en los sectores más pobre de nuestra sociedad. De ésto se desprende que en dicho artículo o reportaje el autor haga referencia, aunque no lo relaciona directamente, con las problemáticas de la “cesantía”, la pobreza e indigencia (Los Álamos, según la CASEN es “una de la diez comunas más pobre de Chile, con un 35 por ciento de su población bajo la línea de la pobreza”).
Pero no sólo es necesario hacer referencia a estudios socioeconómicos para ver tal relación, quizás sólo nos baste con observar la distribución espacial de las iglesias pentecostales para ver que en la gran mayoría de éstas están ubicadas en los sectores periféricos de nuestras comunas y sus templos a no ser por letreros que señalan en nombre de su denominación (Iglesia del Señor…) y el número de la personalidad jurídica podrían ser una casa habitación típica de cualquier familia de bajos recursos. O bien, observar el “desfile” de los fieles pentecostales, hacia el templo, cada tarde, para comprobar que en su gran mayoría pertenecen a personas de los estratos sociales más bajos. Por otra parte, es bajo este contexto de pobreza y exclusión social que el pastor Guido Castro explica el gran número de fieles en la comuna de Los Álamos por “la labor social” de la iglesia. Conocidas son las “redes de reciprocidad” que se crean al interior de cada iglesia evangélica, como por ejemplo, “el culto de acción de gracia” (destinada a reunir alimentos para los hermanos más pobres) “las visitas a los hermanos enfermos”, “visitas a las cárceles” o bien, la idea que se señala en reportaje de abrir un supermercado donde parte de las utilidades se destinaría para el apoyo de” los sectores más necesitados” y, por último, la redes de reciprocidad inter iglesias, como la ayuda de “los hermanos de Curanilahue” debido a los efectos de los temporales.
Por lo tanto, bajo las actuales condiciones, no debería de sorprendernos que la Provincia de Arauco, una de las más pobres, sea la provincia del país que alberga el mayor porcentaje de la población que se dice profesar las creencias pentecostales o evangélicas (47.4%).
Pentecostalismo y política
El poder de la iglesia evangélica como fuerza política no sólo es un tema que se discute en ciertas esferas del mundo evangélico, sino que también en las esferas políticas. Pinochet las utilizó para legitimar su régimen (ante una serie de críticas que éste había recibido de algunos sectores de la Iglesia Católica) a través de una declaración publicada en El Mercurio, 12 de diciembre de 1973, firmadas por 32 líderes evangélicos, donde se señalan, entre otras cosas que: El pronunciamiento de las fuerzas armadas, en el proceso histórico de nuestro país, fue la respuesta de Dios a la oración de todos los creyentes que ven el marxismo la fuerza satánica de las tinieblas en su máxima expresión”.
Más recientemente tenemos la estrategia del Partido Socialista en las pasadas elecciones al Senado de llevar por nuestra circunscripción a un pastor evangélico, conocido a nivel nacional por la tele –predica, como su abanderado político, estrategia que fracaso rotundamente. No obstante, en la comuna de Curanilahue un militante socialista de la Iglesia Evangélica Pentecostal (IEP) ocupa un sillón del consejo municipal.
Pero la discusión sobre política al interior de las iglesias pentecostales es un tema que los pastores muchas veces no están dispuestos a enfrentar y ésto debido a que puede ser un factor de división y posterior fragmentación de la iglesia.
Este temor real se debe, si lo observamos desde una perspectiva sociológica, a que las iglesias pentecostales sufren de una débil vida institucional y que en última instancia está ligada íntimamente a los dones carismáticos de sus líderes, es decir, que si uno de los líderes entra en disputa con el pastor (máximo líder de la iglesia) es muy probable que el primero junto a sus seguidores termine formando una nueva iglesia. Esta fragilidad instucional explicaría la gran atomización que muestra el mundo pentecostal chileno y producto de ésta la reticencia o la ambigüedad de los pastores a la hora de pronunciarse públicamente por sus preferencias políticas o ideológicas (“mi pasión es el evangelio”).
La autoridad de los pastores pentecostales
Si bien es cierto los pastores pentecostales basan su “autoridad” (y no el “poder”) sobre los fieles de sus iglesias en el llamado de Dios para ejercer el ministerio pastoral. Está autoridad en la literatura sociológica es descrita como de tipo carismática, es decir, basada en la entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona y a las ordenaciones por él creada o revelada (Max Weber). Totalmente diferente al tipo de legitimidad que sustenta al sacerdote católico, que es de tipo racional (uno ve que los sacerdotes estudian hartos años). Esta no diferenciación lleva al alcalde de Los Álamos a un error al comparar a los pastores con los sacerdotes católicos.
El llamado de Dios en las creencias pentecostales se puede manifestar a través de “profecías” (el profeta me decía, dice Dios que te prepares porque te espera algo grande), “sueños” (…en el sueño yo escuche una voz que me decía que él seria pastor), “revelaciones” ( …el Espíritu Santo me acaba de revelar cual es la profecía que usted me iba a entregar…) y “confirmación a través de la palabra” (y abrí la Biblia y en capitulo 61 de Isaías … dice que he sido enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos…). No obstante lo anterior, es erróneo afirmar que los pastores pentecostales llegan al ministerio pastoral por “auto elección”. El camino de preparación al ministerio es largo, seguramente el futuro pastor ingresara a la iglesia como simple “adherente”, pasara luego por diferentes niveles en la estructura interna de la iglesia, como de “miembro probando”, “miembro en plena comunión”, estará a cargo de alguno de los diversos departamentos de la iglesia (escuela dominical, predicador, ciclista, etc), si se ha ganado la confianza de su pastor, éste lo nombrara como un miembro de la “junta de oficiales” de la iglesia (órgano asesor del pastor), además, estará facultado para hacerse cargo de un “local” de la iglesia (similar a lo que son las capillas para la Iglesia Católica). Una vez recorrido este camino de preparación, es cuando el futuro pastor podrá dar plausibilidad ante su pastor y demás hermanos que cuenta con el llamado de Dios al ministerio. Sin embargo, este “llamado” no sólo deberá manifestarse en el aspirante al ministerio, sino que también en su pastor y en alguno de los hermanos de la iglesia que poseen algún don carismático, como por ejemplo el don de profecía. Pero antes de ser nombrado “pastor diácono” (primer cargo ministerial), el aspirante a pastor deberá pasar la última vaya, para demostrar que su llamado de Dios es verdadero, como “pastor probando” que en la mayoría de las iglesias pentecostales dura alrededor de dos años y cuyo fin es que el futuro pastor reúna una congregación bastante amplia que financie su pastorado, puesto que un pastor diácono debe entregar el 100% de su tiempo a la evangelización.
Autor: Sociologo Gonzalo Martines Beltran
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