Por: Mauricio Muñoz
Me parece que es bueno intentar hacer un análisis sobre un tema coyuntural, sobre todo, por que mediaticamente nace en la Provincia de Arauco. El gobierno esta empeñado, como es lógico, en que el conflicto de los trabajadores “tercerizados” de CODELCO escale en un efecto domino, y su ola expansiva alcance a otras industrias, estatales y privadas, ya se inicio en el conflicto Forestal de Arauco.
Pero ¿Que es la subcontratación o “tercerización”?
Es simplemente una manera encubierta de rebajar los sueldos, burlar los compromisos y ventajas que han adquirido los trabajadores en años de lucha y sobre todo aumentar la tasa de plusvalía de la empresa, ya que como la presión por privatizar CODELCO no cesa, y siendo previsor, hay que aumentar el valor de la misma para “venderla” cara cuando las condiciones políticas y sociales se den para “privatizarla”. Consiste en los hechos que ciertos grupos de tareas que deben realizarse para el buen funcionamiento de la empresa se desvinculan de la orgánica en el papel y se traspasan a una empresa concesionaria, que se encarga de realizarlas con su propio personal. Estas empresas como CODELCO, Las Papeleras, La Construcción, el Retail, la pesca, etc. sólo controlan que las tareas se cumplan bien y eficazmente.
Esto significa que la empresa subcontratista busca personal y pacta con el los sueldos. Ninguna de las condiciones de trabajo que tenían los trabajadores cuando eran empleados de la misma, rigen. Se eliminan. De hecho los extrabajadores de estas empresas ahora “mandantes” son despedidos y recontratados por el subcontratista y a su voluntad, ya que algunos no son recontratados.
¿Que interés tiene un subcontratista para iniciar el negocio?
Tan simple como la ganancia que obtiene entre la diferencia de lo que paga la empresa mandante y lo que él les paga a sus trabajadores. Esta empresa mandante paga los trabajos al contratista y este paga los sueldos a los trabajadores y se queda con la diferencia entre lo que el le cobra a esta Gran Empresa y lo que le paga a sus trabajadores.
De paso los trabajadores quedan completamente desvinculados de la empresa mandante y dejan de participar en los Sindicatos y son puestos ante la disyuntiva de aceptar el despido desde su antigua Gran Empresa o aceptar las condiciones desmejoradas que ofrece el subcontratista. Desde un punto de vista teórico el subcontratista no cumple ninguna función económica que no pueda ser debidamente cumplida por la misma Empresa, es un empleado, privilegiado, de ésta, que tiene como función abaratar los costos del trabajo para la empresa y desvincular a los trabajadores de la herramienta fundamental de defensa que poseen: el sindicato.
El subcontratista generalmente no requiere capital fijo, ni herramientas, ni tiene mayores insumos, porque esos los sigue poniendo la Empresa mandante. El gana tanto como logre rebajar los sueldos de sus trabajadores y por otra parte este Empresa mandante logra rebajar su planilla de sueldos, paga menos por los mismos trabajos y el valor total de la empresa sube (ya lo dijimos: en el caso de Codelco para la eventual privatización).
En suma es una forma muy clara de sobreexplotación y muy parecida al trabajo esclavo. De hecho la “tercerización” afecta a toda la industria y el comercio chileno, ya que son millones los que trabajan para miniempresas concesionarias que los contratan en condiciones degradantes y con sueldos mínimos (CODELCO, Las Papeleras, La Construcción, el Retail, la Pesca, etc.). Ya lo descubrimos durante el conflicto Forestal aquí en Arauco. El sistema tiene su forma mas primitiva y brutal en los enganchadores de personal para las cosechas de frutas o árboles exóticos y otros trabajos estaciónales.
No olvidemos algo muy importante y como un efecto ventajoso para la Gran Empresa, es la división de los trabajadores.
En suma: se trata de una especie de “súper” explotación para aumentar aún mas la tasa de plusvalía (trabajo no pagado) de los trabajadores y es –para una economía sana- insostenible en el tiempo ya que sus efectos son una marginación y precarización generalizada del trabajo que tiene efectos en todos los aspectos de la sociedad, desde la demanda reducida, hasta los fondos de jubilación, los seguros de salud, etc., ya que los “tercerizados” en su condición de trabajadores de “tercera” clase dejan o reducen radicalmente sus cuotas a los seguros –en Chile también privatizados – tiene poco dinero en el bolsillo para gastar y en general todo el sistema tiende a formar una casta hereditaria ya que esos obreros no pueden pagar la educación de calidad “privatizada” y con fines de lucro que permitiría una movilidad social de sus hijos, ni pueden salir del círculo vicioso de su precariedad.
Es quizás por estos elementos -de los que en Chile sólo algunos hablan-, que la lucha de los “tercerizados” tiene un peso político que muchos no entienden y por ello el Gobierno y la derecha se preocupa (aunque el candidato Piñera no diga nada), no tanto por el precio internacional del cobre o los datos económicos, sino porque los “tercerizados” son el sector mas duramente castigado por el sistema neoliberal y forman la gran mayoría de los trabajadores en Chile y son en los hechos los que “pagan” los presuntos “éxitos” económicos con los que gustan de “jactarse” los políticos y los economistas chilenos.
Y si alguien por ahí dice que este es un conflicto entre privados y por tanto el estado no debe intervenir, entonces me pregunto yo ¿Cuál es la función del Estado?; si no; regular, normar, súper vigilar, en definitiva, intervenir si es necesario por el bienestar de todos.
1 comentarios:
Excelente el articulo, muy bueno.
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