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LA LUCHA DEL PUEBLO MAPUCHE; 10 AÑOS DE REPORTAJES EN REVISTA PUNTO FINAL. La lucha del Pueblo Mapuche intenta reflejar y recoger, en breves páginas, la palabra, pensamiento y acción mapuche. Es una mirada desde lo mapuche, desde la comunidad y desde la ciudad, una mirada desde el sur para todos los puntos cardinales, desde la lluvia para crear otra garúa. "Este libro fue escrito por el Pueblo Mapuche con la ayuda de Tito Tricot / Mauricio Buendia. Aquí están sus sueños, memorias, bandurrias, bosques antiguos y, por sobre todo, su lucha, su inmensa dignidad y vocación de futuro". Ilwen Ediciones

EVO MORALES, DE LA COCA AL PALACIO, "Una Oportunidad Para la Izquierda Indígena"; Desde el año 2000, emerge en Bolivia un nuevo nacionalismo. Su núcleo articulador ya no serán las clases medias urbanas sino las masas campesinas e indígenas que desde sus estructuras sindicales territorializadas se "desbordan" hacia el ámbito nacional, disputando con las élites neoliberales una visión alternativa de país.

VENEZUELA. LO BUENO, LO MALO Y LO PENDIENTE. Pocos gobiernos en el mundo son objeto de campañas de demolición tan cargadas de odio como Hugo Chávez, presidente de Venezuela. Sus enemigos no han vacilado ante nada: golpe de Estado, huelga petrolera, éxodo de capitales, intentos de atentados, mentiras e insidias. ¿Por qué tanto odio contra Chávez? Es importante esclarecer qué intereses está golpeando, qué reformas está haciendo. Este libro analiza lo bueno, lo malo y lo pendiente de la Revolución Bolivariana, edit. aun creemos en los sueños

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viernes, 19 de junio de 2009

Yo Nací en el Momento Preciso del Año Nuevo Mapuche

Y nací de repente, a la medianoche justa del We Xipantu, en un carnaval de bandurrias y luciérnagas azules que revolotearon tres días completos por entre el campanario de la lluvia del puerto. Y cuentan los antiguos habitantes de Valparaíso que la gente se persignaba sin cesar, atemorizada por aquel enjambre de luz que parecía anunciar la salida del sol en medio de la noche. Y las parroquias de la ciudad aumentaron sus misas y los curas no daban abasto para la multitud de feligreses que de pronto quiso confesarse ante la inminencia del fin del mundo.

Entre ellos, la abuela Julia, que en realidad era la única bisabuela viva y entera, según algunos, e irremediablemente muerta, según otros, que anunció sin previo aviso al asombrado confesor que ella alguna vez había sido virgen, pero ya no, a pesar de lo que decían envidiosas las vecinas más cizañeras. Estas susurraban que, lo cierto, es que la señora había muerto virgen, víctima de un ataque al corazón cuando, en medio de la peor tormenta que había azotado al puerto en mucho tiempo, encontró un galeón incrustado en el patio de la casa, allí a la sombra del damasco.

Entonces, no eran los gatos los que ahora gemían cada noche, decían, sino la abuela que lloraba por su eterna mala suerte. Es que, deslumbrada por aquel extraño navío, descendió cautelosa las añosas escaleras y salió al patio para encontrarse de golpe con el más hermoso de los corsarios que la miraba fijamente con los ojos negros más oscuros que ella jamás hubiera visto. Era como si llevara la noche en la mirada y en la profundidad de su penumbra navegaran todos los barcos perdidos en noche de tormenta como ésta. Pero la abuela no pensaba en mares lejanos, sino que en su molesta virginidad que la angustiaba tanto que le impedía confesarse los domingos para no espantar al párroco español que, cuentan, estaba enamorado de ella. Por lo mismo, en un arranque de coraje, sin decir una sola palabra, tomó las gélidas manos de aquel hombre tembloroso de frío y empapado por la lluvia que no cesaba de caer en la ciudad y lo llevó escaleras arriba. En su pequeño cuarto, cerca de la iglesia y del cielo, recuperó el aliento, se despojó de su camisón de dormir y aterrada por ofender a sus dioses, le pidió dulcemente a su corsario que se sacara sus ropas. Pero el ya había comprendido y estaba desnudo frente a aquella mujer pequeña que lo miraba extasiada desde el injusto abismo de su virginidad. Nunca había visto a un hombre desnudo y se sobresaltó ante lo que parecía un animal demasiado pequeño para un gigante de ultramar. Pero nada importaba, era su día, su noche, el amor de su vida que llegaba en medio de la lluvia para colmarla de felicidad. Así, sin tregua, se besaron apasionadamente, se tocaron y recorrieron cada paraje de sus almas y, cuando la abuela ya sólo deseaba arrastrar a aquel hombre a su propia profundidad y dejar de ser la única virgen del barrio, un rayo azul partió la habitación en dos, fulminando a la abuela sin remedio en un estallido multicolor que se escuchó hasta en el último cerro de la ciudad.

Todo esto le contó al cura mientras yo bregaba por entender este universo en la fría madrugada del Año Nuevo Mapuche, aunque mi madre dice que no hay duda que nací el 23 de junio, pero jamás fue en la noche, sino que un mediodía de sol y de carreras de caballo a la inglesa y, por lo tanto, mi llegada al mundo nada tenía de mapuche y que deje de inventar cuentos que para eso están los escritores de verdad. Pero, yo estoy seguro de haber percibido un leve olor a humo que me hizo arriscar la nariz cuando dejaba para siempre el vientre materno. Y, además, creí escuchar el murmullo de un riachuelo argentado asomado por entre el cántico de hombres y mujeres que celebraban el momento de renovación de las fuerzas de la naturaleza. Y había música y baile y solemnidad y alegría y esperanza. La esperanza de los hualles y el pewen que besa el cielo con pasión en las noches de luna llena; de los choroyes enamorados, de las bandurrias cósmicas, de la tierra húmeda con aroma a pasto virgen. Todo eso sentí, lo prometo, aquella lejana noche de invierno, aunque nadie me cree, sin embargo, me asiste la certeza de que si mi abuelo Luis estuviera vivo, el asentiría quedo con su mirada de vicuña alentando mi proverbial memoria. El era de Arauco, de las profundidades mapuche, sin serlo y el me contó alguna vez, sin contármela, porque nunca lo conocí, la historia de aquella joven que había emprendido el camino del Señor a los dieciséis años cuando una decepción amorosa le ensombreció el alma y le torció el destino. Fue allá en Capitán Pastene, un pueblito del sur de Chile donde inmigrantes italianos construyeron su propio edén en territorio indio, pero sin indios, por supuesto. Entonces, cuando la joven se enamoró perdidamente de un mapuche de pelágicos ojos negros que bajaba cada día a buscar el agua que le habían quitado por la fuerza los colonos, sus padres la encerraron un año completo en la casa paterna. Pero ella se escapaba por las noches de plenilunio a buscar la felicidad perdida cerca del arroyuelo que visitaba el amor de su vida.

Allí, escondidos de la furia familiar, se miraban eternamente a los ojos sin atreverse a pronunciar palabra alguna por temor a despertar los viejos fantasmas de la guerra. Porque los colonos italianos se instalaron en territorio mapuche sin permiso de éstos y aunque ahora coman pasta con merken, siguen siendo extranjeros en tierra ajena y los mapuche poseen una memoria colosal que no perdona, pues no tienen nada que perdonar. Pero Anselmo Marileo, no pensaba en eso cuando la vio en el justo momento en que una estrella fugaz se recortó fulgente sobre el cielo de la noche sureña. Y en esa dulce brevedad cayó una gota de luna entre flores y ríos que, preñadas de futuro, comenzaron el proceso de renovación de la naturaleza. Era el We Xipantu, el año nuevo mapuche, que anunciaba por primera vez en su vida cánticos de amor, pues era la mujer más hermosa que había conocido jamás y el quería perderse para siempre en la ternura de su candorosa sonrisa. Como los treiles que se perdían entre los árboles, mareados con aquella risa imposible que reverberaba en las hojas bermejas del notro. Y desaparecían para siempre, pero daba lo mismo, porque la frágil joven presagiaba conciertos de violines de fuego hasta que la muerte nos separe. Entonces se acercó con toda su ancestral timidez a la morena de su vida entre las volutas del inmemorial fuego. No supo que decirle y sólo logró barbotar un te quiero tan breve que ni siquiera pudo salir de sus apretados labios de niño antes de derretirse en una tormenta volcánica que le empezó en la cara, le atravesó la garganta y se le posó en el vientre con tal fuerza que emitió un grito duro y hosco que asustó a todos. Menos a ella que comprendió con una leve sonrisa que aquel esmirriado hombrecito era el hombre de sus sueños. Hasta la noche invernal cuando, en medio de la torrencial lluvia, los sorprendió el padre de Beatriz en el instante justo en que Anselmo Marileo acariciaba por vez primera sus pechos de niña asustada. Fue tal su ira que sin vacilar subió la colina con hombres armados hasta los dientes para matar indios, como antes, como siempre.

Eso me lo contó mi abuelo, sin contármelo, porque era de las profundidades mapuche, sin serlo y yo nací en el momento preciso del We Xipantu en un carnaval de bandurrias y luciérnagas azules que revolotearon tres días completos por entre el campanario de la lluvia del puerto.

Tito Tricot
Sociólogo
Director
Centro de Estudios de América Latina y el Caribe
CEALC
Chile
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lunes, 1 de junio de 2009

Ministra, Por Favor Renuncie



Por JULIO SÁNCHEZ / Director periódico La Diagonal


Enhorabuena, se pide a la opinión pública gritar más fuerte para que la señora Ministra de Educación, Mónica Jiménez, renuncie y se retire con la poca dignidad política que le va quedando.

Que sus asesores le digan que sea más inteligente, que medite y vea que nunca estuvo hecha para un cargo de tal importancia. Que se dé cuenta que los profesores están lejos de ser sus enemigos; por el contrario, son sus aliados a quienes hay que saber tratar como se les debe: de forma decente, con sueldos dignos, acordes a los años de estudios y sacrificios propios de la trascendental función pública que desarrollan en el crecimiento y la construcción de conocimiento de nuestra sociedad.
Que la Ministra renuncie es tarea de todos los chilenos, no sólo de los profesores. La rebelde María Música nos dio el mensaje hace unos meses, con el mítico jarrazo que dio la vuelta al mundo. Hoy, la misma Mónica Jiménez, con sus torpes actuaciones, nos da luces de que es necesario que se vaya, por el bien de la sociedad.
Primero: es apática, incompetente y ajena, muy ajena a los problemas reales que afectan a su cartera. Nadie le enseñó que la educación no es una más de las empresas del mercado, pues ni siquiera en la intención discursiva (al menos) hizo presente aquel tema. Nunca dio luces para hacer realmente educación pública. Y claro, si ella es una empresaria que también sacó sus bonos con el negocio de la educación.
Fue vergonzoso, indignante y de hasta mala clase escuchar cómo esta señora usó como verdaderos títeres a los centros de apoderados para que tomaran los micrófonos reclamando de lleno contra los profesores. Como si fuera gracioso para los pedagogos paralizar las clases y desgastarse movilizados por casi un mes. Así, la señora Ministra hizo creer que con esta movilización, los miserables profesores no hacían otra cosa más que usar como escudo a los niños de Chile para instalar sus demandas. Pero claro, jamás pronunció si esas demandas eran o no justas, como tampoco dijo que el estado está usando como escudo a los profesores para tener educación pública a bajo costo fiscal.
Es inaceptable, asquerosa y despreciable la actitud de cómo se ha manejado de parte del ejecutivo esta movilización de los maestros de Chile. Mientras el gobierno siga pensando que estos es algo personal contra la administración Bachelet, y mientras siga una Ministra tan insuficiente como la que tenemos, seguiremos teniendo profesores malos, desmotivados por los bajísimos sueldos (muy distante por cierto de los varios millones que recibe la señora Jiménez por hacer mal su trabajo en el Ministerio), tendremos malos colegios y una mala gestión en la solución de problemas.
Señora Ministra, váyase y dedíquese a sus cosas, y deje que los chilenos se puedan educar con calidad. Y entienda, al menos para que se retire con dignidad, que el paro de los profesores no es culpa de los mismos profesores, sino de vuestra incompetente gestión de estafar con el bono SAE a los cerca de 80 mil pedagogos movilizados, a quienes hoy les niega cancelar algo que es de ellos.
Por favor, no espere que las Marías Músicas se multipliquen y seamos varios los que tomemos más jarros para decirle que no la queremos como jefa de educación. Demostró ser ineficiente y poco simpática para conciliar y producir soluciones.Analice: nadie la quiere, señora Ministra.
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Exposición Permanente --------------------------

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Informe sobre la Represión y Criminalización del Pueblo Mapuche en Chile

La Misión tuvo su origen en la iniciativa de los miembros de la Rama Chilena después del asesinato de Matías Catrileo, y de la denuncia efectuada por dicha rama en el Palacio de Justicia. Conmocionado por la crítica situación derivada de la huelga de hambre mantenida por los presos mapuche, las denuncias de violencia policial en las múltiples manifestaciones desarrolladas en el marco de esta huelga, las denuncias de militarización de las Comunidades y de violencia policial en ellas, los escasos pronunciamientos de la sociedad civil y la agudización del conflicto entre el Estado de Chile y el pueblo Mapuche. Esta iniciativa se formuló a la Directiva Continental, por intermedio de su Presidenta, Vanessa Ramos, y se invitó a integrar la Misión a los dirigentes de la Rama Argentina en razón de su cercanía. Posteriormente, se convoca a la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Argentina, sumándose a la delegación el Presidente de la Asamblea de Bolsón y Miembro del Consejo Nacional de la Presidencia.

Documental: El Despojo

Centrado en las tensiones que por años han enfrentado las comunidades mapuches con el Estado chileno y empresarios forestales, el documental dirigido por Dauno Tótoro, Üxüx xipay, El Despojo, intenta generar una mirada global hacia el conflicto, desde su gestación con la llegada de los españoles, hasta el actual dilema de territorialidad en el sur de país. Con la idea de conformar una mirada general, el realizador incluyó versiones de los involucrados -tanto de las comunidades, como de los empresarios y funcionarios de gobierno-, junto a material histórico de archivo.

Reportaje: Patagonia sin Represas

Este libro y su campaña de difusión son una iniciativa del Consejo de Defensa de la Patagonia Chilena (CDP), colectivo de organizaciones ambientales, sociales, vecinales y de personas que comparten una visión común sobre la vocación de la Patagonia Chilena —ligada a su cultura, la conservación, el turismo y el desarrollo sustentable—, y que promueven alternativas a proyectos que amenazan su naturaleza, tales como las mega represas hidroeléctricas. A esta campaña se suman profesionales, artistas, intelectuales, empresarios y organismos nacionales e internacionales comprometidos con el cuidado del medio ambiente y los ecosistemas patagónicos.

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